viernes, mayo 18, 2007



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Una adicción por un maldito




Quien exactamente dijo que los hombres o las mujeres, deben tener una opción heterosexual, acaso lo hizo Arthur Rimbaud; el grande y joven poeta y porque no, el más excitante de todo el simbolismo en la pluma mundial.

Y es que hablar de Rimbaud no es sólo referirnos por su desenfrenada vida, digamos pequeñeces como vivir genitosexualmante con Paul Verlaine, a pesar de que tenía una esposa con un hijo; sobre todo en la época conservadora de la Francia del siglo IXX. O tal vez traficar esclavos y enamorarse de todas las Abisinias.

La verdad es que su poesía es realmente atractiva, desde el primer poema importante como “el barco ebrio, o al barco borracho”, igual es, ese que dejó pasmado a los grandes poetas malditos como Baudelaire y Verlaine, ya que era un niño de 17 años de donde había nacido.

Recuerdo la primera vez que lo leí, era un muchacho imberbe que no sabía nada de poesía o literatura, aunque confieso hora no saber mucho; sin embargo el primer poema que vi en mi libro rojo de literatura de primaria fue “Las Vocales”, junto a una foto característica de Rimbaud, despeinado y despreocupado como cualquiera de nosotros en ese entonces. Aún mantengo en memoria las palabras de mi profesor, quien me explicó que esta epístola iba dirigida en contra de su maestro; en ese entonces me identifiqué con él, yo tenía tantas cosas contra algunos profesores, pero de ellos hablaré en otra oportunidad.

Luego con el pasar del tiempo me pregunté, que otras cosas más había creado mi frenético amigo del libro rojo, y decidí buscarlo. Cuando vi un título el “Barco Borracho” me encontré un producto mucho más maduro, aunque nada podría cambiar la realidad histórica de sus tempranos pero vividos 17 años.
Así me enamoré del grande y tal vez ustedes lo hagan, por ejemplo para los que no lo conocen les regalo un párrafo de “El barco ebrio”:

…Yo sé de los cielos que estallan en rayos, y de las trombas y de las resacas y de las corrientes: ¡yo sé de la tarde, del alba exaltada como un pueblo de palomas, y he visto alguna vez, eso que el hombre ha creído ver!...

Luego ya no quiero cansarlos y queda en ustedes si quieren saber más sobre este personaje; pero antes de irme permítanme dejarlos con otro fragmento, pero esta vez del poema “Una temporada en el infierno”:

…¡Ah! Ya he aguantado demasiado: - Pero, querido Satanás, te lo suplico, menos irritación en la pupila. Y mientras van llegando las pequeñas cobardías que faltan, para ti, que tanto valoras en el escritor la carencia de facultades descriptivas o instructivas, arranco unas cuantas páginas repelentes de mi cuaderno de condenado. "